martes, 23 de febrero de 2016

Achichay!!!!

"Morasurco nublado pastuso mojado"

El Morasurco es un volcán inactivo que por su color se asemeja a un cultivo de moras ,   se encuentra frente al volcàn Galeras, activo y con mayor reporte  de erupciones importantes del siglo XVI  y en el medio de estos dos la ciudad de Pasto. Nosotras dormíamos en las faldas del Galeras, en la casa de Sonia y Rafael. Ese domingo nos esperaban a las diez de la mañana pero para ser domingo fuimos bastante desubicadas al llamarlos recièn llegados a su ciudad, despuès de un viaje por carretera muy colombiano, aquì el destino comenzaba a  probarnos. Salimos de la terminal de Cali, a la cual llegamos a último momento, confiada en las palabras de los caleños, asegurándonos que no era necesario comprar tíquete o pasaje con anticipación, y yo (digo "yo" porqué mi mamá ante cualquier pregunta responde siempre con un "usted es la que decide")  entre inocente y tonta comprando pasaje 5 minutos antes de salir  la última flota, y entre "selfies" abrazos y risas, nos despedimos de mi primo, y partimos rumbo a Pasto en una flota que nos pintaron como de última generación, con wi-fi, con refriguerio, y súper cómoda y nos estrellamos con una incomoda silla hasta para alguien de mi tamaño, Internet no había porque el amable ayudante dijo que estaban sin megas, y el refriguerio pues lo probamos días y días más tarde y fué lo mejor de nos brindó la famosa Transipiales. Después de dos horas de recorrido, la flota hace un pare, se bajan ayudante y conductor, pasan díez, veinte, treinta minutos, la flota sigue encendida pero ninguno de los dos anteriores aparece, hasta que todo se apaga, vehículo, luces y por supuesto el aire acondicionado para los 40 pasajeros, y sigue pasando el tiempo, todos somos educados, nadie se queja, todos asomamos de vez en cuando nuestras cabezas por las ventanas mirando para lado y lado, pero no aparece ni ayudante ni conductor, hasta que pasada la hora y quince minutos salen de una casa dos metros más allá de donde estaba estacionado el vehículo, con palillo en la boca y servilleta en mano,  así sin más, ayudante y conductor han parado frente a la casa de alguno a cenar y se han tomado su tiempo... Está es mi Colombia carajo!!! Algunos kilómetros más abajo vuelve a quedarse cuarenta minutos en un solo lugar de la ruta, algunos dicen que es un trancón, otro dice que es la guerrilla que sale a esa hora, otro dice que ahora están desayunando,  resumiendo no sé cómo hizo el conductor luego de estas paradas sin explicación pero llegamos a destino a la hora que nos habían informado : siete de la mañana!
Pasto nos recibe con una mañana lluviosa, lo que es frecuente en este lugar, pero aquì llevaban meses azotados por el sol, y asì este haciendo "achichay" (que frìo) o "achichuca" (que calor),  en mi paìs es una muestra de afecto brindar un "tintico"   seguido de otro, desde la puerta de su casa  Sonia y su familia nos hicieron sentir como en casa, hasta quisimos "nacionalizarnos" pastusas gracias a ellos, pero lamentablemente no pasamos la pruéba de  comer "cuy" asado y por ahora seguimos siendo "rolas". La niña Catalina, la hija menor de Sonia y Rafael, nos dejó su habitación con peluches, esquelas, y cartas de amistad, para nosotras dos, y ella se fué a ser niña  mimada durmiendo al lado de sus padres, quienes estuvieron muy aliviados en recuperar su espacio cuando  nos fuimos, claro que que la dicha les duró poco, ya que esa misma mañana llegaban parientes de Esmeraldas para ese fin de semana celebrar el cumpleaños número 80 de la madre de Rafael.
Ese domingo,  Sonia y Catalina, nos llevaron a hacer turismos "religioso" por la ciudad, cabe decir que Nariño es centro cultural y religioso, por lo tanto en su ciudad capital existe una iglesia por cuadra, y así comenzamos por conocer a la"ciudad sorpresa". Yo no estaba muy interesada en el tema de conocer  todas las iglesias de Pasto, pero le ví a mi mamá cara de que si, y como Sonia y Flia son muy católicos y  eran mayoría, pues  nos fuìmos las cuatro a conocer las iglesias, una a una,  y fuè una verdadera sorpresa para mì encontrar tan bella  arquitectura, sus diseños de vitrales, y las baldosas  super  coloridas y como en la mayoría de  países en Latinoamérica,  en Colombia existe un sincretismo cultural y  religioso, y en Pasto fué muy palpable. Al mediodía nos llevaron a la Iglesia de San Juan,no soy católica, no soy religiosa y cuando se lo dije a  Sonia, ella sonrió y me dijo que me gustaría la misa de esa iglesia, y la verdad debo decir que si me emocionó, primero el lugar  no es muy grande comparado con las anteriores iglesias visitadas, segundo la cantidad de personas llegando, tercero la iglesia está casi toda recubierta en madera tallada, con una mezcla de motivos coloniales e indígenas, y cuarto al comenzar la misa mis ojos se iban de lado a lado buscando de donde venía la música y sobre todo si era en vivo, hasta que Catalina me indicó  el lugar donde estaban los músicos,  jóvenes y ancianos tocando todos instrumentos andinos, cantando en una mezcla de quichua y español,  cuando el sacerdote hablaba música y gente paraba, luego cuando era el turno de la música todo se escuchaba  más fuerte, y  varias personas salían al frente a danzar lo que para mí era representaba una  danza al sol escondido en una alabanza a un dios implantado. 
Luego de este tour, buscamos un lugar tranquilo para tomar el cuarto o quinto tinto del dìa, y como era domingo pues tuvimos que esperar hasta la casa, pero aprovechamos para ir a comprar el famoso pan de suelo, hecho en horno como los de campo  pero  este estaba en la mitad de un patio de una casa de ciudad. 
Tenìa pensado visitar muchos lugares alrededor de Pasto, pero estos lugares exigían largas caminatas,  y no querìa irme y dejar a mi vieja haciendo sola visita,  y sumemos que no paro de llover en los cuatro dìas que visitamos Pasto. Asì que fuìmos a los mas cercanos, La Cocha en quechua,  laguna en español, el pueblo pintoresto, casa en madera pintadas en vivos colores, fueron los que cambiaron el color del dìa, pues  podìamos tocar la niebla, el color del agua no era el de las fotos, no era "como me la habìan pintado" decimos por aqui, y como la estaban drenando pues el agua estaba amarronada, pero como somos arriesgadas, decidimos subirnos a una lancha  para pasar a la isla La Corota, y sin llegar a la mitad del recorrido se apagò el motor de la lancha, no nos habìan dado chalecos "salvavidas" y de pronto comienzo a ver como la punta de la lancha esta al mismo nivel del agua, y visualizando mi futuro, - el màs pròximo -   este no era nada alentador, entrè en pànico gritándole al hombre para que nos regrese a la orilla de inmediato, mi vieja me mira desconcertada y me dice tranquilamente "tiene miedo?" y yo tengo una revuelo de pensamientos, entre que el mar me quiso llevar una vez en Venezuela y que mi vieja nada mucho pero mucho mejor que yo.... 
Como esta salida fuè medio frustante, sobre todo porque mi vieja en todo el camino de vuelta a la ciudad no hace sino reirse de mì, pues decido, ya que soy yo quièn toma las decisiones (jaaaaa) que esa misma tarde nos vamos a ver otra iglesia, el Santuario de las Lajas, a 89 km de Pasto,  ubicado en un cañòn  y con un estilo neogòtico, desde su base hasta su torre mide 100 metros, y el puente mide 50 metros, dentro de la iglesia se filtran las luces de colores que proyectan los mosaicos en fibra de vidrio, cuando llegamos a su entrada es justo la hora de la misa, y mi vieja quiere entrar y la acompaño, y allì me encuentro con  variados grupos de turistas, y de locales, y de estos ùltimos resaltan una abuela con su  nieta, quien corre y grita emocionada por toda la iglesia y detràs de ella la anciana atajàndola felìz, cuando todo termina me acerco tìmida a su juego, y  para mi sorpresa es la anciana quièn me invita a seguirlas, y corremos las tres entre sonrisas y juegos. Ofelia dice que se llama y que la nena es una nieta melliza, la otra se la han llevado a ver al padre. Cuando nuestro juego termina se despide y sin pensarlo sube rápidamente las escaleras que llevan a lo que es la entrada,  hasta donde llegan los autos, y lo que nosotras hacemos en 10 minutos ella y su nieta lo hacen en tres. 
Pero mi decisiòn de ir esa misma tarde a este lugar era para ver la cara de vieja, y "curarle la panza", pues el camino hasta Ipiales es por montaña. curvas y mas curvas, y cada vez que quiso mirar por la ventana se encontrò con abismos, y ella regresaba su mirada asustada y bajaba la cabeza, pero despuès para hacerse la fuerte dijo que  había valido la pena el susto, solo por ver esa colchita de retazos verdes en esas montañas del sur del paìs. 
Sonia es descendiente de los "Quillacingas"  (señores de la luna), es pequeña como yo, pero es tremenda guerrera, su caminar es rápido, su mirada dulce, y sus manos son laboriosas, y entiendo perfectamente cuando  me dice que las mujeres de su lugar son valientes ya que fueron ellas quienes enfrentaron las batallas contra españoles cuando la población masculina estaba en las montañas o casi exterminada, y fuè gracias al indio Agustìn Agualongo - para unos caudillo para otros un traidor -  què los pastusos se ganaron el mote de "lentos" o "tontos", pero esto está lejos de ser verdad, y  el que quiera comprobarlo tiene que hacerlo en vivo y en directo  recorriendo Nariño. 

Pasados por agua fueron los dìas en Pasto, pero eso no era motivo para dejar los colores de lado, y como llegamos unos cuantos dìas despuès del carnaval de blancos y negros pues no habia otra que ir a visitar Corpocarnaval, y ni aùn asì se pueden revivir esos primeros dìas de enero que vive Pasto,  pero igual nos emocionó ver las carrozas, pero mas que emociòn era admiraciòn creo, si no pues ahí les va una foto... 






 Este festival se inicia por los años 20, cuando la familia Catañeda entro a la ciudad por la vìa principal del momento en un carro, carroza, zorra, con todo un trasteo encima, de allí viene el hacer las carrozas gigantes, y lo de blancos y negros, es porque la Sra Castañeda venìa proveniente del norte del paìs con los negros que hasta hacia unos meses eran sus esclavos y ella los dejaba  libres y venìan a instalarse en la costa  sur del pacífico colombiano. 

Tanta historia que tiene Nariño, ah!  me entere que mis paisanos no están , muy de acuerdo con el nombre que se le ha dado a su departamento o provincia, "Nariño", pero no han podido hacer nada al respecto. 

Pasto y sus iglesias, sus museos, sus exposiciones de pintura encontradas al azar, "Juan pescado" y sus delicias, el pan de suelo, las empandas domingueras de Sonia, el pollo y salida nocturna con la familia para ver las luces de la ciudad como despedida, encuentros con personajes del pasado en medio de un mercado y un pedido de perdòn, una de las casas mas antiguas de Colombia que en su tiempo la uso Bolívar para "sus canitas al aire", cuyes asados a orillas del camino, espesa neblina, las conversaciones con Rafael, el mito de la Tuturumana, el maestro Zambrano, el Galeras que no se dejo ver  y siempre las ganas de volver... 

Pasto, "La ciudad sorpresa" 


1 comentario:

  1. Joya!!!! ¡¡¡¡hermoso!!! lo redisfrute, es mas estuve allí. abrazos tinA

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