viernes, 11 de marzo de 2016

Un poquito de selva

A Tena llegamos gracias a mi tía, quién nos contactó con la familia Tapuyanda: Pablo y Marcela, su hija Keyla, Alcira abuela de Keyla y madre de Marcela, las mujeres de la casa son colombianas y Pablo es el ùnico ecuatoriano en casa por esos dìas, todos ellos son misioneros cristianos en una comunidad de este pueblo-ciudad de la amazonía ecuatoriana, me gustaba la idea de ir a la puerta de la selva, pero con  un poco de pereza imaginándome que sería una familia intensa con el tema cristiano, o que estarían gran parte del día haciéndome ver lo "pecadora" que soy segùn su estilo de vida, y todo muy lejos de ser así, pero sì me sorprendió el último día de nuestra estancia allí cuando Marcela me dejó muy claro que para ella " Todos somos creación de Dios pero no todos somos hermanos, así que nosotras no somos hermanas", yo hasta ese momento y a pesar de que pensamos muy diferente la sentía mi hermana, y sigo sintiéndolos muy cercanos con todo y nuestras diferencias.

Después de cinco horas de viaje  llegamos a la entrada a la selva,  y al bajar de la flota lo primero que me dije : mmmm... dos días y nos vamos!!!!!  Mi primera impresión fué de una ciudad fronteriza, el movimiento de tantas camionetas, un olor nauseabundo, todos los autos que pasaban tocaban bocina -es la forma de anunciar que son taxis-   un calor húmedo y nosotras veníamos viendo durante el viaje de cinco horas que dura el trayecto, paisajes increíbles mientras bajábamos de los 2850 msnm a los 510 msnm, pero con el paso de los días mi ojo descubrió otras formas de ver  y sentir este pueblo-ciudad de 23 mil habitantes y por eso nos quedamos una semana en una de las tantas comunidades alrededor de la población.

El primer lugar que nos recomendaron fué Misahualli, está a 20 km de Tena,  hace parte de la selva alta y uno de los lugares con más biodiversidad por metro cuadrado. Misahualli es puerto del caudaloso Río Nápo con su  balneario de arena blanca, y famoso  por el parque de monos capuchinos. Y sí, es todo esto Misahualli, pero allí no tenemos rostro los extranjeros, tenemos todos el signo dólar plantado en la cara, y como todo lo que tiene luz tiene sombra, pues este lugar no es la excepción, a los monos del parque es triste verlos en el estado en que están, a pesar de estar tan acostumbrados al movimiento del lugar, nadie los lleva a curarles las heridas ya que son frecuentes las peleas con perros y gatos que llegan al parque. Tomar una balsa para navegar unos 60 kilómetros hasta el centro bótanico y luego visitar una comunidad cuesta 40 dólares, así que esperamos a varios más para pagar entre todos. El centro bótanico no tiene nada especial, y la comunidad no te deja pasar de la entrada si no se paga por alguna de sus ofertas: $10 por verlos bailar, $5 por una "limpia" con el chamán, $5 por subir a la casa en el árbol y como no tomamos ninguna de las anteriores pues  de regreso  a la balsa y sonreírle al mala onda que  la conducìa  para que nos lleve sanos a la orilla. Lo mejor es bañarse en el río Nápo y caminar por su playas. Ya sé que el mayor o casi ùnico  ingreso para estas comunidades es por el turismo, pero existen otras opciones, otros planes, y si el que llega no paga por lo que ofrecen pues ya deberían buscar nuevas ideas, porque lo que muestran es una puesta en escena donde los actores se ven cansados de estar en ese papel. 

En  mitad de semana nos quedamos en casa para ayudar ya que al medio dìa llegan alrededor de 20 niños  entre los 3 y los 16 años para almorzar, hacer tareas, les dan clases de  inglès y luego mi parte favorita:  a jugar!!!! , luego de este tiempo los llaman para lo que dijo Marcela "enseñarles  el verdadero camino", a veces algunos se quedan  horas  y horas mas tarde compartiendo la ùnica bicicleta del lugar. Ese dìa Pablo viajò a Quito para llevar al aeropuerto a  la hermana de Alcira quièn es misionera en India desde hace muchos años,  una mujer de carácter, sincera y en su rostro quedan algunos vestigios de lo que fuè un cáncer, y es tanta su sinceridad que hasta me pareció un "sincericidio"  su respuesta a mi pregunta de como es el  trabajo de misionera en un paìs  en el que convergen tantas religiones y con tanto gurù espiritual?"   y su respuesta: "es muy fàcil ya que trabajo  en un centro de mujeres que llegan a este lugar porque han sido dejadas por sus familias, son mujeres maltratadas, escapando de un matrimonio arreglado, sin educaciòn, y que se sienten sin amor propio ya que en la India son rechazadas si no tiene un hombre a su lado, así que cuando llegamos a ellas no tiene nada, ni esperanza". 
Sin importar lo diferente de nuestras razones, de nuestras creencias, y nuestras miradas, pues habìa que disfrutar de lo que estaba viviendo allì, aprender  de los niños que juegan en el gran patio de la casa, de Antonia la vecina que  insistía en enseñarnos quechua, y de Alcira que a pesar de los años sigue conservando una inocencia infantil, iba a llenarme de esos momentos, sin juzgar, sin juzgar.... estaba en su casa, y  nos abrieron las puertas... pero no pude contenerme cuando dijeron que Correa "abusa" de la poblaciòn con sus planes  de $50 mensuales, y esto lo he escuchado muchas veces : las adolescentes se embarazan por recibir ese dinero, eso se lo gastan en licor, para que les dan computadoras, para que hicieron un hospital tan grande si hay tan pocos mèdicos, escuche una y otras vez crìticas a los planes sociales que reciben los de la comunidad en la que ellos mismos trabajan. Me quedè con la sensación de ver una que otra contradicción allì...

Vieron La Laguna Azul? ... bueno yo no, pero fuimos a un lugar llamado asì... (jà),  para ir tomamos un bus hasta Tala, allì tuvimos que tomar un taxi, porque nadie nos quiso llevar, la primera vez haciendo auto-stop para mi vieja, pero no nos funcionò, asì que lo màs fàcil era pagar el transporte hasta allì. La entrada es a un bajo costo, caminas unos pocos metros  y ya escuchas la fuerza con la que baja el rìo Negro, estuvimos largo rato allì contemplado el paisaje,  y luego  Pablo nos llevo a lo que el llama "la piscina" (ojo cachacos, no confundirse!), una pequeña caminata, y  atravesar el rio por una parte tranquila,  mi vieja no llevo nada para cambiarse asì estuvo todo el dìa con la ropa mojada hasta la cintura, allì podrìa quedarme para siempre!!!  cascadas, piscinas naturales,  grandes rocas, y alrededor verde, verde, y mas verde, pero despuès de un rato Pablo nos aviso que debìamos  ir saliendo para ver si conseguíamos  transporte. Esperamos un buen rato en la puerta de entrada hasta que decidios ir caminado, y caminando y caminando y caminando, hasta que una camioneta que ya venia trayendo gente nos llevo hasta un punto, ellos iban  hasta  la "orquidea", un vivero especializado en orquídeas, que por cierto crecen por todo el camino, nos bajamos en ese lugar, caminamos unos pocos metros màs y en el siguiente auto que pasò subimos a mi vieja, recomendadisìma para que la dejaràn en la Y del Tala. Mientras se hace este camino de la laguna al Tala, se pasan por varias cascadas, se ve la montaña cerrada por la vegetaciòn, se ve un puente colgante de varios metros que estoy segura no pasarìa, canto  de pajàros que no logro distinguir y que Pablo enumera uno a uno segùn se van escuchando. Este camino me recordò a uno de Bolivìa, dònde un tucàn paso volando frente a mì y me sentì en un cuento, pero ese y este camino son reales, los caminè y los caminarìa de subida de bajada, obviando el puente colgante!!! 

En esta selva lo ùnico pequeño son los mosquitos llamados "arenillas", no se ven, solo sè de su existencia por las marcas que dejaron en mis piernas, pero  una tarde mientras  hablàbamos, volò sobre nosotras  lo que creìamos era un murcièlago, y Alcira con todo un esfuerzo visible alcanzò a golpearlo y cuando cayò al piso quedamos asombradas del tamaño de cucaracha, puuuffff.... lo lanzò fuera de la casa, y allì duro dìas y dìas,  hasta que las hormigas terminaron de llevarse la ùltima de sus partes

"Los cristianos no bebemos pero comemoooos" dijo Pablo mientras preparaba maito de tilapia a la parrilla; tilapia es el pez de la regiòn, es muy econòmico, muy rico y los venden en todas esquinas, los mantienen en unos acuarios gigantes, y se elige el que màs  guste, se acompaña con chifles, ensalada y  yuca, que por cierto cosechamos del patio de Pablo. La comida es un punto de encuentro con el otro, y  cada comida era un gran momento con esta familia, hicieron todo para que probraramos varios de los platos ecuatorianos, y mi vieja en agradecimiento preparò uno de  los platos colombianos: sopa de plàtano, y   todo lo que se hiciera en la cocina de esta casa era un placer, la ventana alta y ancha, dejaba ver las montanas y el "tràfico" de pàjaros volando de lado a lado, el àrbol de plàtano,  las guabas largas sobresaliendo, y el olor de las frutas, de la tierra, del calor, de la lluvia  que  amenazò por varios dìas hasta que finalmente y como despedida solto su carga de tormenta tròpical la noche que salimos de Tena para regresar a Quito
 

 

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