domingo, 13 de marzo de 2016

"Bienvenida mochilera"

Pensar en pasar la frontera Ecuador - Perú era algo que me atormentaba, leí muchos blogs de viajeros y ninguno hablaba bien del lugar, de hecho navegando en internet hasta llegue a leer que es una de las fronteras mas peligrosas del mundo, y en Ecuador una amiga entrañable pero que con los años se fuè volviendo lejana,  a quièn visité  el  último día en Quito me definió la frontera de la siguiente manera : " allí te sientes como un pedazo de mierda y los demás son las moscas revoloteando alrededor" y lo pensé tanto, sobre todo porque mi vieja tiene una forma particular de demostrar miedo cuando esta en la calle y se siente amenazada, simplemente señala a quièn para ella es un ladròn y casì que huye mas ràpido que Usain Bolt, lo que hace que llame mucho màs la atenciòn corriendo de un lado para otro,  así que para estar tranquilas y evitar malos momentos, decidí pasar por Macará - La Balsa, una frontera al sur oriente ecuatoriano. Son 750 kilómetros desde Quito y 12 horas de viaje, se recorre parte de la Troncal de la Sierra,  atraviesa varias provincias del Ecuador y  el paisaje es hermoso,  desde unos cuantos km antes de llegar a destino disfrutamos un amanecer en lo que sería la Cordillera Silván, es  como un contrafuerte de la cordillera oriental de los andes. Este pueblo fronterizo,  es muy tranquilo, las personas viven sin apuro, el dìa recièn comienza, y dos extranjeras pèrdidas hacen que las miradas se dirijan hacia ellas, el anciano que conversaba y tomaba cafè con otro, dejò todo para acompañarnos al taxi y asegurarse que nos cobren lo justo,  varias veces  suben el precio solo al escuchar nuestro acento. Del lado peruano la vida igual camina lento, por eso el funcionario encargado de poner un sello en nuestros pasaportes tardò media hora, por suerte para èl solo èramos tres personas, el resto son taxistas  del lado peruano esperando pasajeros,  
Mi idea era seguir viaje por la sierra, por la montaña, pero esa era mi idea, y el destino  nos tenía otro plan, pues desde allí si o si hay que  ir a la costa para ir a la sierra y  luego volver de nuevo alguna ciudad grande costera  para volver a la sierra, es decir  carretera para seguir por la sierra dicen que no hay, y pregunte  en la frontera, en las terminales, en información turística y nada de nada, así que de la frontera fuimos a  Ayabaca, de allì  a Piura, capital de la provincia que lleva el  mismo nombre, y después de un viaje de 12 horas hasta la frontera, 40 minutos hasta Ayabaca y 3 horas hasta Piura, solo quedaba descansar en esta ciudad, que de entrada era un caos, aqui  nuestro camino se uniò con  la panamericana, y en la mayorìa de ciudades o pueblos de Perú no hay terminal de transporte, cada empresa tiene su lugar de cargue y descargue, y  son muchas empresas y aquì en Pirura están todas  sobre esta vía. Y como ya no había plan pues sòlo dejar  fluir todo. Al bajar de la flota nos subimos en el primer  mototaxi que vimos y resulto ser el peruano mas amable de Piura, quién nos llevo a un buen hotel, buen precio y la verdad que a esta altura del viaje una simple cama caìa bien,  después de una larga mañana y almorzando a lo peruano, tomando leche de tigre, una sopa de pescado que no fué de mi gusto, pero mi mamá se tomo tres, le di la bienvenida a mi vieja a la verdadera mochilera, ahora sí se venía lo bueno le decía yo, y con tantas sorpresas diarias, nada de lo que planeo sale, así que deje  tomarme el tiempo para planear y simplemente decidir en último momento. 
Nos quedamos solo una noche, y viajaríamos a Chimbote a la noche del siguiente día, así que aprovechamos para ir a la playa, y  haciendo encuestas a los lugareños  y hasta en i- Perú  la oficina de información turística a todo nivel nos hablaron de este lugar, nos dijeron que las mejores playas del lugar estaban en Colán, a 45 minutos de Piura, entrando al pueblo hay varias empresas  que fabrican concentrado para animales, varias fábricas de gaseosas, de aceites y el olor era insoportable, hasta que ya dejas de sentirlo, no sè si porque pierdes el sentido del olfato o ya te acostumbras, pero respire tranquila cuando  vi que ya faltaba menos para mojar nuestros  pies en las aguas del pacifico, y la verdad  es que nuestras sonrisas se fueron desdibujando lentamente, pero había que disfrutarlo igual... playas en este lugar no hay, porque hay una larga hilera de casas construidas ya sobre el mar,  y para no tener problemas con la marea pues son construcciones altas, y alrededor de los apoyos de madera colocan un enrejado,  para que las familias que van allí no  "invadan" este espacio debajo de sus casas, pero no sabemos que era mas triste si ver las construcciones ya sobre el mar, el enrejado en su mayoría roto, o ver las familias completas   buscando un lugar allí para descansar del sol,  almorzar y por supuesto dejar toda la basura allí, basura que luego se lleva el mar!!! 

Después de   nuestro dìa de playa viajamos a Chimbote, capital de la provincia de Santa para de allí salir rumbo a nuestro destino mas deseado, Ancash, cuya capital es Huaraz. La estadía en esta ciudad fue patrocinada por mi hermano Oscar, y  no sobra un agradecimiento más: gracias hermano!!!! 
Huaraz está a los 3052 m.s.n.m.  y es denominada como la "suiza latinoamericana", y su nombre en quechua significa  "amanecer",  está ubicada en el centro del Callejón de Huaylas, ya que por el lado este se encuentra la cordillera blanca, o la cordillera de nieves perpetuas (es muy iluso decirlo así) con cumbres que sobrepasan los 5000 msnm, por el oeste se encuentra la cordillera negra sin glaciares y de lomadas formadas por piedras volcánicas. Desde la ventana de nuestra habitación y con un día despejado podíamos ver una de estas cumbres nevadas, claro, este tipo de hospedaje esta pensado en turismo europeo, y si no es por mi hermano no hubiésemos disfrutado de esta vista  mañana y tarde. 

La ciudad es  moderna y con esto no me refiero a altos edificios,  ni   grandes vías, etc, no, es porque la ciudad fué  reconstruida en su totalidad gracias al terremoto que  seguido provocó el desprendimiento de hielo y rocas del nevado Huascarán en el año 1970,  los sobrevivientes dicen que el aluvión tardo 3 minutos en llegar a la ciudad,  y el ruido era ensordecedor pero nadie entendía que estaba pasando,  este hecho se recuerda en  un mural en la casa de cultura frente a la plaza principal de la ciudad, y debe ser por todo este dolor a cuestas que cargan, o por ser de la sierra, o porque el sol te calienta los pies despuès de noches muy frìas, o porque las mujeres  llevan la vida a sus espaldas envuelta en aguayos de colores, y de vez en cuando asoma una mano pequeña para saludar; que  los huaracinos  te hacen amar su lugar, y a ellos, te sonrièn con los ojos,  te hablan pausado, te miran cuando les hablas  se toman su tiempo para explicar y se despìden con dos besos,  te invitan a compartir su mesa, y sin preguntar te cuentan su vida con todo lo bello y lo duro que trae. 

Muy entusiastas nosotras  decidìmos hacer el primer recorrido por  los pueblos que componen el callejòn de huaylas  por nuestra cuenta, iniciamos  por  Carash; en toda la zona de Ancash se desarrol el imperio Chavìn, cultura pre-incaica, asì que se encuentran zonas arqueològicas cada tanto,  y en el Museo municipal se puede ver una gran colecciòn de ceràmicas, vasijas, textiles que fueron donados por los pobladores ya que anteriormente hacian excavaciones ilegales  y se llevaban todo para vender a coleccionistas privados, o simplemente quedarse con ellos, tanto asì que a una cuadra del museo, un poblador originario de la zona construyò su casa y en el frente colocò dos cabezas clavas  de la cultura Chavìn, las que desenterrò en una de estas excavaciones, y dicen que estas no se van a recuperar 

Continuando màs al norte, tomamos el  colectivo para  Huallanca, para llegar allì se toma un camino que fuè construido en 1920, cuando se  iniciò la hidroelèctrica, es una camino sinuoso, donde sólo pasa un auto, se atraviesan 35 tùneles y cada vez que se entra a uno el conductor va tocando bocina avisando que va, si se encuentran dos autos uno debe retroceder  hasta encontrar un medio espacio. Antes de llegar a la poblaciòn esta el cañon del pato, la verdad que la vista es espectacular, con un poco de miedo ibamos pero fuìmos, al lado pero metros abajo corre el rio Santa, es este rìo el que en esta zona separa la cordillera blanca de la negra, y todo este camino viendo este paisaje extraño, con miedo, con adrenalina, viendo la fuerza del rìo y pensando que si el auto cae no queda pero nada entre la caìda por el barranco y la fuerza con la que baja el rìo.... y todo esto para terminar en el pueblo màs feo del mundo, y este pueblo es comparable con Km 88 en Venezuela, un lugar   en el no se sabe que es peor, si el paisaje natural o el paisaje humano,  en la mitad de este pueblo sentì MIEDO,   no habìa dònde tomar un cafè, en las esquinas las  mujeres hablando bajo y miràndonos, asì que decidimos emprender la huìda, pero el enviòn duro poco, porque habìa que esperar que subiera colectivo de la siguiente poblaciòn, que segùn escuche era peor que la que estabàmos pisando en ese momento, y asi esperamos casi hora y media, hasta que uno del mismo pueblo grito "Carash", pero que sòlo sale con mìnimo 8 pasajeros, y asì esperamos 40 minutos màs,  hasta que se acerco para decir que nos llevaba pero el precio del pasaje era de 20 soles por cada una, cuando el pasaje cuesta 7 soles normalmente,   y como me parecìa un  robo, pregunto a la ùnica  mujer que subiò al colectivo si no pasarìa nada màs de autos, y dice que talvez si talvez no, y sin  querer pagar al conductor ladròn, mirò para los lados y la mujer me dice :"va tener que pagarle como sea, porque le cobra un poco màs por llevarla pero èl es el dueño del ùnico hotel del lugar!!!!"  Asì que no queda mas remedio que acceder,   èl argumentaba que  a esa hora ya nadie màs subìa al otro pueblo asì que iba sòlo por nosotras (tan amable!), pero nuestra sorpresa cuando en el camino el colectivo finalmente terminò lleno, es decir que si  la gente sale a esperar el colectivo a esta hora es porque si pasan hasta màs tarde, asì que al llegar al destino final pagamos lo justo, los 7 soles por cada una, menos mal que mi mamà estaba al lado mìo porque el conductor me la nombro varias veces!!

Volvìmos  a Huaràz con màs hambre que el chavo y devoramos las exquisiteces del restaurante "Huancaino"!!!   

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